No son las estaciones
Que abrazo a un tigre de peluche para sentirme menos sola, que bebo para olvidarme de mis problemas y al hacerlo mi cabeza hace que los recuerde el doble, que tengo los mejores amigos del mundo y aun así no paro de quejarme, que protesto por todo cuando debería de estar dando gracias, que soy demasiado sensible aunque la gente se piense lo contrario, que odio que la gente me vea llorar y por eso me lo guardo para mis adrentros pero cuando mi alma no puede más consigo que me vea hasta el motivo por el cual mis lágrimas, que acumulo tanta impotencia y rabia en mi interior que a veces me doy miedo de lo que sería capaz de hacerme, que cuando estoy mucho tiempo callada es porque temo abrir la boca y derrumbarme, que días como hoy prefiero quedarme en casa para reflexionar y odiarme por ser tan ingénua, que cuando estoy triste escucho canciones de amores falsos para ver que no soy la única, que cuando estoy feliz estoy tan feliz que ni con mil chutes de heroína podría tener tanta potencia en mis adentros, que soy tan orgullosa y cabezota que a veces no me doy cuenta de lo que estoy perdiendo, que normalmente es a mí misma, que me gusta llevar la contraria a esas personitas con las que rio a menudo, que tengo un don para volver locas a las personas y hacerlas enfadar si quiero, que subo y bajo de ánimos como si fuera el ascensor del Empire State… Yo, aparentemente tan alegre y tan segura de mi misma. Yo, tan inocente y tan ilusa. Yo, que me levanto de mis tropiezos gracias a mis amigas y a mi orgullo pero que en cuanto me fio vuelvo a tropezar. Yo, que odio que la gente se preocupe por idioteces cuando fuera de aquí la gente muere de hambre, enfermedad y guerras a cada segundo. Yo, que odio pero respeto que la gente sea tan radical a la hora de defender sus principios. Yo, tan hipócrita que a veces no puedo evitar ser lo que tanto odio.
(Foto: Domingo de Pascua, Valencia)
Comments
Post a Comment