Leer con Holocene

Las mañanas
heladas y oscuras han desaparecido, marchándose también todo
lo que trajo el nuevo invierno. 
En un reloj sin segundero pasan los segundos y
sin apenas apreciarlo
el mundo cambia,
con cada día,
con cada mensaje,
con cada parpadeo.

Pasan
los pensamientos en la pantalla de ese viejo Casio
y se hacen eternos.
Entonces prisa.
La creada realidad engulle
y la calma se acelera
y el pulso se detiene.

Vidas encerradas en el tiempo. Viviendo
por y
para él.

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