Todo

Y así vamos, caminando de puntillas, tratando de rozar las estrellas. A veces cierro los ojos y escucho. A veces tenemos a nuestro alrededor más de lo que apreciamos a simple vista. Todo puede cambiar en la siguiente tirada. Todo.

No puedo prometer un siempre, ni siquiera un mañana. Puedo darte un ahora, y es todo lo que tengo. Conmigo nada es fácil ya deberías saberlo. A veces me basta un cruce de miradas para terminar con todos estos fantasmas. Sólo tu piel caoba volviendo opacos mis reflejos de luna. Puede que sea el miedo a romperte lo que me hace caminar con pies de plomo. Pero es la paz que me trae tu hombro, la tranquilidad de tu mentón o tus ojos de niño lo que me lleva a querer dejar de pensar. Perderme en el laberinto de tu mirada pícara. Espantar de un pestañeo mis demonios. Prometer que lo voy a intentar... si prometes ir con cuidado. Quiero saber que guardas bajo las llaves de tu silencio, que me hagas creer. Quiero creer. Te quiero aquí. Te quiero ahora.

Desde pequeños, el mundo nos enseña a creer en la magia. Nos muestran lugares llenos de imaginación, color, fantasía, lugares inalcanzables a nuestras manos. Desde pequeños, las personas mayores, nos enseñan a no creer en la magia. Nos cuentan que por mucho que miremos entre las hojas nunca vamos a encontrar un hada, que aunque oigamos una lechuza ulular no veremos una bruja. Nos enseñan que la magia se encuentra en manos del sueño. Que lo único que podemos hacer es soñar.


Y soñamos. 


Y a veces, puede que con suerte o polvo de hadas, la sentimos. La magia de un momento perfecto. Unas horas de estancia en el cielo. La energía que emanan tus manos. Tus manos. 


Magia es respirar tu aire, recorrer tu cuello, buscar tu boca. Puedo prometerte el cielo, si te acercas un poquito. Podemos enredarnos en un ovillo de lana roja. Y que pase lo que pase, éste momento es nuestro. Y lo será siempre que miremos qué hora es.

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